lunes, 5 de diciembre de 2011

Capitulo 1: Una perdida incurable

Las sirvientas corrían con trapos, baldes de agua y vendas hacia el jardín, los soldados iban por todas partes del reino de Escar buscando ¿pero a quien buscaban? A un asesino, si, el asesino que había dado muerte al príncipe Caz, un joven príncipe de catorce años que estaba tendido en el césped con una daga en el pecho. La reina Anabett, que se había quedado en el castillo se había desmayado y la pequeña princesa Cantira intentaba despertarla, ella no entendía lo que pasaba, tan solo tenía seis años de edad, casualmente una sirvienta pasó por la habitación de la reina, al verla desmayada, llamó a otras sirvientas para que la ayudaran
Levántenla con delicadeza, tú quédate con la reina hasta que despierte y tú lleva a la princesa a su habitación – dijo la jefa de las sirvientas
Luego todas ayudaron a las demás a llevar al príncipe a su habitación. Al día siguiente llegó el rey, deseando que la carta que le habían mandado fuera falsa, abrió la puerta de la inmensa sala y subió las escaleras hasta llegar al cuarto del príncipe. Cuando llegó, apenas podía caminar, se sentó en la cama de su hijo y rompió en llanto, la reina se sentó junto a él consolándolo, la pequeña Cantira estaba en la puerta viendo todo y se fue corriendo a su cuarto, abrió un pequeño cajón de su cómoda y sacó un cuaderno pequeño, color azul, lo abrió y busco la pagina que estaba en blanco, agarró una pluma y empezó a escribir
Querido diario, mi hermano ha muerto, no siento el mismo dolor que mis padres y eso me preocupa, mi maestra de canto dijo que tal vez sea porque soy muy pequeña, creo que tiene razón o tal vez no, pero cuando crezca, prometo que buscaré la manera de revivir a mi hermano como lo dice el libro que habla del espíritu de la noche, que con un poco de su corazón puede revivir a cualquier fallecido, pero el que quiere revivir a la persona que falleció tiene que hacerlo por la razón más fuerte de todas, aún no se cual es pero prometo que buscaré a ese espíritu y le pediré que reviva a mi hermano, a ver si así puedo extinguir el dolor de mis padres.
Después de escribir eso se fue a su clase de música. Pasaron nueve años y los reyes aun se sentían dolidos, pero se preocupaban más en otras cosas, la pequeña princesa creció y se volvió una hermosa joven de cabellos azules como el mar, los ojos negros como el azabache y la piel tan blanca como la luna, los labios rojos coma la sangre, tenía una hermosa voz que cautivaba a todo el que la ollera y una belleza envidiable, el problema es que ella era egoísta, era hija única así que sus padres la engreían y la protegían hasta para dormir, no querían que le pase nada, era su más preciado tesoro. La princesa Cantira cansada de todo ese cuidado, hizo una estrategia para salir al menos por un día del palacio, el plan consistía en recolectar todas las cintas de los regalos que los pobladores le hacían para formar una soga y salir por la ventana de su habitación. Cuando por fin recolecto todas las cintas necesarias formo la soga y salió. Con mucha delicadeza salió de la reja sin despertar a los guardias y se fue corriendo hacia el bosque más cercano de Escar, corrió por el pasto y arboles hasta llegar a una laguna de aguas cristalinas que brillaba con la luz de la hermosa luna llena, había cisnes durmiendo en el agua y muchos nenúfares entonces ella se sentó en el pasto suave y empezó a contemplar las estrellas, la fresca brisa soplaba en su rostro y las luciérnagas iluminaban un camino de alegría, por fin ella podía estar libre sin ningún guardia protegiéndola o alguna maestra enseñándole cómo se comporta una princesa, se sentía ella misma. Tanta era su alegría que decidió cantar, los animales nocturnos vinieron hacia ella, las aves se despertaron y le siguieron, pero no fueron las únicas en despertarse con el canto. En una humilde casa de ladrillos y con techo de madera, vivía el herrero Stahl, un hombre fuerte de cabellos negros que dormía plácidamente en su cama junto a su esposa Elfina, pero un poco más allá estaba la habitación de su hijo mayor; Marek y el menor Kamien, el joven Marek no estaba dormido, miraba las estrellas y la hermosa luna por la ventana, hasta que escucho la melodiosa voz de Cantira, cautivado por la canción decidió ir a ver qué pasaba. Mientras, Cantira jugaba con los animales, hasta que una araña se sentó en su cabellera azulada
Princesa Cantira ¿Qué hace usted en plena noche sola en el bosque? – dijo la araña
¿Qué? – dijo Cantira mirando a todos lados buscando quien le había dicho eso
Aquí arriba – dijo la araña con acento francés
Ah, solo eres tú – dijo Cantira
No deberías estar sola aquí ¿y si alguien te viera? Imagina lo que haría tu padre – dijo la araña
¿De qué hablas Widow? Mi padre nunca me encontrara, le teme a los bosques… a los bellos bosques – dijo Cantira, Widow la miro fríamente – conozco a mi padre más que nadie – y siguió cantando. Marek, siguió la voz melodiosa en el bosque hasta dar con el mismo lago, de repente vio a la princesa que estaba sentada en el pasto mirando las estrellas, él se escondió en un árbol y estuvo pensando por unos segundos
¿Le digo al rey o no? Si lo hago es muy probable que castigue a la princesa, pero si no lo hago, es probable que ella se divierta una noche fuera del castillo o se escape o peor, un asesino la mate
Después de pensarlo se fue corriendo hacia al castillo. Unos minutos después se escucharon caballos
¿Está escuchando lo mismo que yo? – dijo Widow
No, no, no, es imposible ¿Cómo me encontraron? – dijo Cantira
Luego un guardia montado en un caballo marrón oscuro llego hasta el lago donde se encontraba la princesa
Majestad, le traigo un mensaje de su padre: ¡Hija! ¿Cómo te atreves salir del bosque sin permiso y sin seguridad? ¡Quiero que vuelvas al castillo inmediatamente! – Dijo el guardia – princesa, suba – Cantira no tuvo más remedio que subirse al caballo e ir al castillo de vuelta.
Cuando volvió, su padre la esperaba en el trono, aun con pijama, pero con una capa negra para cubrirse
Espero que tengas una buena excusa – dijo el rey Olenso
¡Quiero libertad! – dijo Cantira enojada
No levantes la voz jovencita. Me temo que tendré que castigarte por ese capricho de salir sola sin vigilancia – dijo Olenso
No me importa que castigo me des, igual seguiré saliendo afuera – dijo Cantira
Tú los has dicho. No te castigaré – dijo Olenso
¿En serio? – dijo Cantira
En serio, ¡te casare con el príncipe del reino Tárela! – dijo Olenso
¿Qué? – dijo Cantira
Escuchaste bien querida hija – dijo Olenso
Padre, no, no puedes hacerme esto, ni siquiera conozco al príncipe – dijo Cantira
El rey de Tárela tiene las tierras que necesitamos para cosechar los alimentos que se están acabando aquí, así que la única forma de con seguirlas es casándote con el príncipe – dijo Olenso
¿Pero porque yo? – dijo Cantira
No tenemos otra hija u otro hijo – dijo Olenso
¿Y qué hay de Caz? – dijo Cantira
¡No metas a tu hermano en esto! Sabes que está muerto, si hubiera seguido vivo tal vez se hubiera casado con la hermana mayor del príncipe – dijo Olenso – Ahora ve a tu habitación – después de esto la princesa se fue a regañadientes a su habitación
¡No puede casarme con cualquiera! ¿Acaso soy su esclava para que él tome mis decisiones? – dijo Cantira y golpeo un mueble - ¡Auch! – un pequeño cuaderno cayó al piso - ¿y esto? – lo abrió y vio que era su antiguo diario, leyó la pagina donde había escrito que cuando crezca iba a buscar al Espíritu del bosque – Claro, si busco a ese tal espíritu y revivo a mi hermano… no me casare con el príncipe de Tárela y mi hermano se casara con la princesa ¡Sí! Solo debo salir e ir al bosque, todo saldrá bien – después de eso se metió a la cama y se quedo dormida.  

2 comentarios:

  1. Olle que buena historia n_n

    Me encanto!!
    Por cierto cuando sale el capitulo 2?

    ResponderEliminar
  2. Te agredezco que lo hayas leido y me alegra que te guste. El capitulo 2 saldra este domingo, pero como estoy con examenes, tendre luego que poner fecha.

    ResponderEliminar

Deja tu comentario fantastico